domingo, 19 de abril de 2009

FERNANDO IWASAKI: “Soy un lector que escribe”.

Si yo no fuera un lector, en ningún caso hubiera sido escritor”. Con estas palabras, Fernando Iwasaki justificaba una charla en la que él prefería hablar de la lectura, de los autores que había leído, antes que de sus propias obras.

Consciente de que esta generación suele decantarse por el mundo de las pantallas y que la lectura demanda un esfuerzo mayor, concentró sus esfuerzos en demostrar que la lectura también puede ser estimulante.

Las palabras, afirmó, sólo sirven hasta cierto punto. A veces hay que ir más allá de las palabras”. Apeló a la experiencia de los propios alumnos, a esas palabras que desmienten nuestros gestos o tonos de voz y que dan muy poca información o la falsean. Y para seducirles invocó al mago Cortázar recitando de memoria para asombro general el deslumbrante capítulo 68 de Rayuela. El famoso texto permite comprobar cómo entendemos el mensaje a pesar de haberse inventado el autor todas las palabras. “Cortázar ha cumplido su misión: seducirnos con las palabras. Las palabras tienen una música interna”.

Si la lectura sirve para disfrutar, también tiene el poder de conmover. En este caso, recordó a uno de sus maestros, Jorge Luis Borges, evocando un bello poema épico que leyó en la niñez.
Cuando ustedes leen y entran en la complicidad de lo que leen, se pueden reír o se pueden emocionar”.

Lejos de admitir que la literatura está fuera de las vidas de esta generación, Iwasaki demostró cómo la literatura alimenta la mayor parte de los productos que consumen, sea a través de concursos (Gran Hermano/1984, Orwell, Supervivientes/La isla del tesoro), series de televisión, cómics o cine. Los referentes literarios están en todas partes y es otro camino para llegar a la literatura, en suma.


El encuentro literario con Fernando Iwasaki tuvo lugar el jueves 16 de Abril dentro de los actos programados en la "Feria de la Educación Aragonesa" y estaba organizado por el “Ciclo de Invitación a la Lectura” que coordina Ramón Acín. Participaron los alumnos del IES "Mar de Aragón" de Caspe de 4º de ESO y de 1º de Bachillerato, quienes habían leído Ajuar funerario, y los alumnos del IES "Siglo XXI" de Pedrola, que habían elegido Libro de mal amor.

La segunda parte del coloquio abordó dudas y preguntas acerca de estas dos obras. Ajuar funerario, antología de microrrelatos de terror, dio pie a hablar de otro de los grandes maestros del género, Edgar Allan Poe: “la literatura de terror y policial nace de él. Es la célula madre de todos los escritores de cuentos del mundo (Conan Doyle, Borges, Cortázar,…)”. Y cómo no, también permitió profundizar en ese sentimiento universal que todos compartimos, el miedo: “Todos esos miedos están relacionados con la infancia. Si sólo fuésemos adultos sólo tendríamos miedo a Hacienda y al dentista”. Piensa que sentir miedo es una especialidad de los que hablan español, en concreto, viene en el “kit de instalación de los peruanos”.

En Libro de mal amor, el escritor recrea con mucho sentido del humor una autobiografía amorosa, que de una u otra forma él admite como real. Las preguntas de los alumnos matizaron el juego realidad/ficción y permitieron recordar alguna anécdota real que, si bien no aparece en el libro, el autor no dudó en compartir con los alumnos.

Los alumnos del IES “Mar de Aragón” le hicieron entrega de una selección de cuentos de Ajuar funerario ilustrados por ellos mismos en la asignatura de Plástica de 4º ESO, así como de un cortometraje inspirado en su microrrelato “La cueva”, dirigido por Darío Villagrasa con la colaboración de Laura Lapena, ambos alumnos de 1º de Bachillerato de este centro.

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