viernes, 25 de febrero de 2011

Signos y palabras

Mi hija Estela ha comenzado a leer. El fin de semana pasado trajo a casa sus primeras letras, sílabas y palabras para compartir en voz alta: a, e, i, o, u, la, le, li, lo, lu, ala, lola, ele, lila,...


Imagen: Mónica Carretero

Las palabras brotan de su boca y de sus ojos al mismo tiempo, con destellos mágicos. Irradia satisfacción, es su pequeña conquista, tan ansiada: ya lee.

Como homenaje a este momento especial que llena de luz estos días oscuros, traigo a esta página las bellas palabras de Francisco Umbral.  Con este texto afronté el comentario lingüístico en las pruebas de acceso a Profesores de Bachillerato hace ya unos cuantos años. Nunca lo he olvidado, de hecho conservo la fotocopia amarilleando por algún cajón.

"Las letras, el alfabeto, la escala de las vocales, el niño, a la sombra de la madre, pájaro ligero por el árbol de la gramática. Salta, va, viene, se equivoca de rama, vuelve a saltar, dice la a, la e, ríe con la i, se asusta con la u, vive.
Por ahí empieza la historia, hijo, empieza la cultura, el mundo de los hombres, ese juego largo que hemos inventado para aplazar la muerte. Las letras, insectos simpáticos y tenaces, juegan contigo como hormigas difíciles. Estás empezando a pulsar las letras, las teclas de un piano que resuena en cinco o diez mil años de historia.
Cada letra tiene un eco de lenguajes pasados, de idiomas milenarios, que tú despiertas inocentemente, como cantando dentro de una catacumba. Eres el paleontólogo ingenuo de nuestro mundo de jeroglíficos.
Somos tus antepasados remotos, esfinges egipcias, dioses griegos, estatuas etruscas, dialectos nubios. Me siento –ay– más del lado de la Antigüedad que del lado de tu vida reciente. Se me incorpora una cultura de siglos que contempla impávida, fósil, tu pajareo alegre por sobre las losas del pasado. Cada letra es una losa que pisas, cada palabra es una tumba. Estás jugando en el cementerio, como los niños de aquella película, porque las palabras son cadáveres, enterramientos, embalsamientos de cosas. Tú, que eres todavía del reino fresco de las cosas, te internas ahora, sin saberlo, en el reino sombrío de las palabras, de los signos".

Francisco Umbral, Mortal y rosa.

domingo, 13 de febrero de 2011

El lenguaje del amor

"El amor tiene un idioma propio
una voz que va
de corazón a corazón... y cuya mística entonación
sólo el amor distingue"

(Anónimo.- Poema amoroso persa)


Imagen: Adolfo Correa

Aunque estos días nos dejemos embriagar por poemas, canciones, citas o eslóganes de amor, no debemos olvidar que el lenguaje del amor es en su mayor parte íntimo y no hablado. El amor de los amantes se teje con miradas, roces, sonrisas, besos... El lenguaje ordinario resulta demasiado banal para condensar la emoción que comparten los enamorados.  Las palabras se vacían de su auténtico significado y hay  que inventar otras nuevas, nombres cariñosos para identficarse de forma cómplice cuando están juntos.

jueves, 3 de febrero de 2011

Adiós a una compañera de viaje: Lumi (Aída Iluminada Fernández Marco)

Que la vida iba en serio lo empezamos a comprender tarde, pero quizá nunca llegamos a entender de qué va la muerte.

Imagen: David Hayward, vía Tontuneando

Lumi, como la llamábamos los amigos a los que nos iluminó la vida, se ha ido súbitamente, sin aviso, y con su ausencia dolorosa la vida es un poco más triste e inhóspita.

Marcelino Cortés le ha dedicado un sentido homenaje en el magnífico blog “Me sé cosicas”, punto de encuentro de los que cursamos Filología Hispánica entre 1983-1988 (y referencia indispensable para los que disfruten de una visión acerada y lúcida sobre la vida y la literatura). Su comentario nos representa a todos los que compartimos con Lumi los desenfadados años de la facultad, inmersos en un “carpe diem” que dilataba el tiempo y lo llenaba de promesas. Fuimos "compañeros de viaje".

Mañana mi corazón estará en el IES “Carlos Bousoño” de Majadahonda (Madrid), donde profesores y alumnos despedirán con unos versos a la que fue muchos años profesora de Lengua y Literatura, Aida Iluminada Fernández Marco.

Uno mi lamento a  Miguel Hernández:

“No hay extensión más grande que mi herida,
Lloro mi desventura y sus conjuntos
Y siento más tu muerte que mi vida”

...Aún teníamos que hablar de tantas cosas…, compañera del alma, amiga Lumi.